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miércoles, 8 de agosto de 2018

El acto comunitario de-construir conocimiento en el Proyecto Integrador






Resumen

El hecho educativo responde a un proceso complejo de resignificación de las realidades que los seres humanos construyen diariamente con base a las relaciones que entablan entre sí y con otros para dar sentido a lo que conocemos como sociedad. El Proyecto Integrador como método para avanzar en el quehacer científico y además contribuir de manera tangible a la transformación del modelo político y económico de la República, pude aportar desde su fase comunitaria en la construcción de un nuevo modelo de ciudadanía que permita la mejora en la calidad de vida individual y colectiva de quienes se involucran con él, educadores, educandos y actores comunitarios. El presente documento invita a los interesados en la materia a mirar el quehacer científico no desde otro punto de visto sino desde otro lugar desde donde se pueda observar que el conocimiento si no es útil a las realidades contemporáneas, no permite avanzar en las transformaciones requeridas de la actualidad. Hace parte de una investigación que actualmente se desarrolla en materia de implementación de Proyectos Integradores que procura contribuir al fortalecimiento del método que nos permita construir conocimiento y transformar la educación universitaria en Venezuela trabajando lo común a partir de las diferencias y  no de las semejanzas como históricamente se nos ha enseñado.

Palabra Clave: Educativo, Realidad, Complejo, Comunitario, Conocimiento, Proyecto.


El acto comunitario de-construir  conocimiento en el Proyecto Integrador

El hecho educativo es necesariamente un proceso de vinculación tanto del educador como del educando con el contexto en que se desarrolla su acontecer diario de aprendizaje para la vida, esta relación es justamente la que permite que ambos actores puedan poner en práctica el producto de sus reflexiones individuales, las cuales parten de los criterios que ellos mismos han elaborado, considerando su experiencia vinculativa,  para luego ser socializadas y así definir las características que delinean las formas en que se desarrolla el comportamiento social en función de las relaciones que se  entablan con el sistema. Si acaso uno de los dos actores no logra reconocerse en la dinámica en que se haya inserto y por el contrario, se extraña de ella, convenciéndose así mismo de que pertenece a un contexto distinto, el hecho educativo se desvincula de la realidad y el proceso mediante el cual la reflexión individual no se enfrentó a la socialización en la práctica, no permite que esta se transforme en colectiva, viéndose fragmentado, y no permitiendo que el actor logre comprender las dinámicas de la sociedad en ninguna de sus categorías, entiéndase estas como: económica, política, cultural y la social propiamente dicha.

Ahora bien, el que no logre comprender la realidad en que se encuentra inserto, no quiere decir que no pueda conocer de ella, ya que; 

La actitud que el hombre adopta primaria e inmediatamente hacia la realidad no es la de un sujeto abstracto cognoscente, o la de una mente pensante que enfoca la realidad de un modo especulativo, sino la de un ser que actúa objetiva y prácticamente, la de un individuo histórico que despliega su actividad practica con respecto a la naturaleza y los hombres y persigue la realización de sus fines e interés dentro de un conjunto determinado de relaciones sociales. (Kosic. 1967:25)
Visibilizándose de este modo  que en la estructura de su pensamiento, el conocer, es un proceso que no se desvincula de la integralidad de su ser, pues éste, está dándose forma como una parte dentro de la unidad, que probablemente no es la realidad concreta generalizada, pero hace parte de lo que Kosic (1967) llama; “pensamiento común,  la forma ideológica del obrar humano de cada día”, lo cual sitúa al actor educativo en un campo de la realidad que se requiere sea investigada y develada para encontrar los puntos conexos entre lo individual y lo colectivo, permitiendo transformar las relaciones y con ello generar condiciones para vivir bien, en el sistema que se desarrolla como ser humano. Producto de ello, es que se hace de suma importancia que en este caso  quien funge como Educador no sea el actor que presenta dicho extrañamiento y por lo tanto esté consciente de que “la idea de la realidad no es otra cosa que la materia trasladada y traducida en el cerebro humano” (Plejanov 1974:7) ya, que generalmente cuando se realizan los interés individuales también se producen determinadas cosas que se encuentran encerradas en el interior de las acciones, de las cuales quien cumple su objetivo no se percata ni hace parte de su punto de vista a la hora de alcanzada su meta.

Es por eso que en el proceso del diseño del proyecto integrador, se debe hacer ver y sobretodo comprender, que la Praxis como categoría de investigación de la realidad, permite producir conocimiento científico útil producto del trabajo comunitario, logrando así que las bases del ser, del hacer, del conocer y el convivir se concreten en la transversalización de las ideas y los haceres de quienes cumplen  los roles de sujetos-objetos-sujetos de transformación y que se encuentran implicados en él, logrando generar una  nueva dinámica relacional en torno a la forma de entender y comprender la realidad social desde los nuevos constructos producidos, y que permita a su vez el desarrollo de las comunidades en que se insertan los educandos, como en ellos mismos y en el educador que guía el proceso formativo. Este proceso, el del trabajo comunitario debe orientarse a “convertir en fuerza social la voluntad de construir, a través de acciones directas, nuevas acciones sociales” (Gadotti. 2012:9).

Generalmente el termino comunitario, suele remitir al concepto de lo común, de comunidad, lo que es de todos, que pertenece a todos, y por ende, es responsabilidad de todos, sin embargo, a la hora de iniciar procesos de trabajo comunitario en el marco de lo que se denomina proyectos integradores, se suele:

  1. Instruir el abordaje de sectores comunales en que los educandos poco o nada de contacto tienen, y por ende, no está asegurado el éxito más que de lo no realizado.
  2. Hacer sobre la base de proyectos, productos de diagnóstico que poco tienen que ver con una realidad tangible comunal, pues han nacido con el nombre del proyecto a realizar en los años siguientes.
  3. Pedir proyectos que logren  la concreción de productos ABC (Aceras, Cemento y Cabillas) sin considerar la capacidad organizativa de los actores sociales comunales, ni el desarrollo de las habilidades de los educandos en formación al respecto de la ejecución de este tipo de acciones.
Dándole vida por medio de este accionar al “Mundo de la pseudoconcreción, es decir, el mundo de la praxis fetichizada, unilateral, en el que los hombres y las cosas son objetos de manipulación”. (Kosic. 1967:10)  y por ende los acuerdos individuales, que no permiten fortalecer las relaciones con los otros, y en cambio si difuminarlas  y haciéndolas no  existir en un mundo mediatizado, en el que los asuntos comunes en realidad son de quien se apropia de ellos, y lo individual es simplemente una respuesta de lo no común a todos. Y es que en el desarrollo del trabajo comunitario, los acuerdos del yo y del tu, son los que crean el nosotros, al igual que en el proceso de diagnostico[1], es por eso, que no son proyectos particulares, sino una etapa del macro proyecto integrador, un proceso que permite  aprehender del yo al respecto del  otro y así, hacerse conocedor de algo nuevo, pero de la misma naturaleza del sujeto que lo conoce, es decir; lo comunitario en esta modalidad de investigación debe enseñar la deconstrucción de la realidad a partir del objeto de investigación en tanto que quienes aprenden son sujetos y viceversa, para estos fines el sector comunal al igual que el educando y el educador, deben aprehender unos de otros, aquí juega un papel importante la “intencionalidad, entendida como la raíz común del pensamiento y el deseo” (Theodosiadis. 1996:7.

La universidad que se tiene, desarrolla su práctica investigativa considerando nuevos preceptos epistemológicos, pero formando en los procesos de hacer ciencia tradicional, habla de los nuevos constructos pero, sus operadores educativos practican  lo que aprendieron en las casas de estudio que los formaron y que a sus ojos dan resultados, pues ellos, son producto de ellas, sin considerar previamente, que en esas;

 Universidades, aprendemos bien a separar las cosas. Lamentablemente no aprendemos a reunirlas, a enlazarlas, a religarlas. Estamos acostumbrados a reducir nuestras visiones complejas a un elemento simple más que a construirlas y perdemos así la posibilidad de ver las interacciones y las totalidades[2]
He allí la raíz de considerar el trabajo comunitario como un proyecto comunitario en el marco del Proyecto integrador, en principio no es recomendable instruir el abordaje de sectores comunales distintos al que los educandos conocen históricamente, es menester considerar que el punto y circulo del abordaje, se fundamenta en el proceso de formación del educando no en la ubicación física de la institución, es por ello, que las cuotas de ingreso, deben considerar aspirantes del sector donde se ubica la universidad para que quienes vivan en torno a ella, construyan su proceso de aprendizaje en las comunidad de origen, y quienes no son de ahí, lo hagan en los espacios de donde provienen, es importante tomar en cuenta, que al inicio del diagnostico, uno de los acuerdos de los educandos, debe ser seleccionar la comunidad de origen que más les favorece, de acuerdo a sus condiciones de residencia, tiempo y conocimiento del sector, “El hombre solo conoce, en cuanto crea la realidad humano-social” (Kosic. 1967:11) y ellos hacen vida en los lugares de donde provienen.

Abstraer al educando de su sitio de origen para llevarlo a formarse fuera de él, equivale pedirle al hijo del trabajador del campo que se venga a la ciudad para aprender a cultivar la tierra, esto podría verse en términos de Morín (1994) que responde a “un principio supra-lógico que organiza el pensamiento y que gobierna la visión de las cosas sin que se tenga conciencia de ellas” reduciendo así, el proceso de aprendizaje a un proceso técnico que requiere de la presentación formal de documentos que dan fe del trabajo realizado, sin otro criterio, que el cumpli-miento.

 El enfoque socio-critico que se operativiza con el Proyecto Integrador debe procurar constantemente la creación de criterios que permitan al educador, al educando y a los diversos actores sociales tomar conciencia de los fundamentos de su experiencia y trasformar esos fundamentos, para que su práctica diaria se enmarque en la re-significación del mundo particularista y de este modo lo semiológico, es decir; los signos de la relación puedan ser reconocidos por todos, y en el campo semántico, cuando se elaboran los discursos que dan certeza de lo valido y lo no valido, en este caso para el aprendizaje y la organización, se comprenda la importancia de los acuerdos individuales para  con el otro desde el campo individual y el constructo del nosotros.

El trabajo comunitario en este marco de investigación para la formación integral del profesional, hace que lo fundamental en el proceso de aprendizaje mas allá de comprender teóricamente cual es el contenido de lo enseñado de acuerdo a los pensum universitarios, sea realmente la puesta en  práctica en el momento adecuado, considerando el marco apropiado y necesario de lo aprendido. “La praxis, lejos de recluir al hombre en su subjetividad, es la vía para superarla, pues ella crea la realidad humana que hace posible su apertura al ser, la comprensión de la realidad en general”. (Kosic. 1967:15-16).

El trabajo comunitario visibiliza nuevas formas de encontrar respuestas a problemas comunes que afectan el contexto en que se desarrolla la vida común, es decir; contribuye a que el pensamiento se haga multidisciplinario y obliga en primer lugar al educando a buscar soluciones para la presentación de su trabajo en dinámicas que no conoce y de las cuales se debe hacer conocedor para poder avanzar, es decir; a conocer una realidad que no le es ajena pero nunca antes a intentado conocer, y por ende ahora debe tomar conciencia de ella como parte fundamental de los procesos, en segundo lugar, permite que los actores comunitarios, conozcan que el profesional en formación y aun el egresado no son depositarios de las respuestas a todas las necesidades, y que estas se construyen considerando aportes de todos los implicados en el asunto, y tercero, garantiza que el educador continúe su proceso de aprehendizaje con cada nuevo encuentro de realidades concretas que le permite teorizar mejor una práctica metodológica que de a poco va integrando nuevas formas de darle vida a lo científico, procurando hacer de lo sensible el fundamento de lo inteligible sin excluir a los actores que continuamente crean el mundo en que se desarrolla su vida.

Visto de este modo, el trabajo comunitario en el marco del desarrollo del proyecto integrador, hace del respeto a sí mismo la base fundamental del desarrollo individual y colectivo, razón por la cual, en su primera fase: conocida como el diagnostico, pedir desde la visión instrumentalista de la educación tradicional universitaria, que tengan un titulo de proyecto, es contraproducente tanto para el educando como para la comunidad con la que se acuerda trabajar en conjunto, ya que “el  pensamiento que quiera conocer adecuadamente la realidad, y que no se contente con los esquemas abstractos de la realidad, ni con simples representaciones también abstractas de ella, debe destruir la aparente independencia del mundo de las relaciones inmediatas cotidianas” (Kosic. 1967:35) y un proyecto de transformación social, no se da en función de un titulo, sino de las relaciones que se construyen día a día y en las cuales, la visión de integralidad de las cosas permite comprender estructuralmente lo que produce el fenómeno que los afecta. Generalmente, casar desde el principio el nombre de la profesión que se aspira egresar con este tipo de metodología hace que los contenidos teóricos que se instruyen en el aula de clase ganen preponderancia sobre la praxis educativa y por ende; tiende a reproducir formas de investigación científica en las cuales lo comunitario deja de existir, el diagnóstico tampoco se desarrolla y muchos menos se da lo productivo o la sistematización de la experiencia, más allá de una forma de presentar  recaudos para el egreso.

En el marco de la modernidad  se asume como natural la fragmentación disciplinaria. Nos cuesta volver a pensar en todos, en totalidades”. (Medina. 2006:46) la re significación de los procesos que permiten hacer sociedad, debe indiscutiblemente llevar a que el hecho educativo, permita visibilizar lo complejo de las formas en que construimos los imaginarios y con ello las relaciones que nos llevan a hacer comunidad, uno de los principios que pudieran regir el trabajo comunitario en el marco del proyecto integrador, puede considerar que en la comunidad primitiva; 

La educación no estaba confiada a nadie en especial, sino a la vigilancia difusa del ambiente. Gracias a una insensible y espontánea asimilación de su contorno, el niño se iba conformando poco a poco dentro de los moldes reverenciados por el grupo. La diaria convivencia con el adulto lo introducía en las creencias y las prácticas que su medio social tenía por mejores. Desde las espaldas de la madre, colgado dentro de un saco, asistía y se entremezclaba a la vida de la sociedad, ajustándose a sus ritmos y a sus normas, y como la madre marchaba sin cesar de un lado para otro y la lactancia duraba varios años, el niño adquiría su primera educación sin que nadie lo dirigiera expresamente. (Ponce 1994:2)

La visión que se creó del hecho educativo respecto del Educador frente así, y frente al Educando, fue la del poseedor del conocimiento, se crearon educadores para todas las áreas del conocimiento, y se separaron las relaciones que lo unifican y lo hacen total en composición de unidades, esta misma visión permeo el imaginario del Educando, como discípulo vacio que requiere ser copado de contenidos para funcionar en el sistema, así también, se aisló a la comunidad, de la cual ambos hacen parte, del proceso de aprendizaje en el cual todos son susceptibles de brindar educación. La enseñanza de la vida por medio de la vida, es un proceso que se trunco en el contexto en que

 La división social del trabajo provoca la ruptura del campo semántico y, por lo tanto; del saber, en el subcampo de las significaciones particularistas, ligado al mundo de la ejecución mecánica del trabajo. Por un lado, la burguesía que monopoliza los metalenguajes  y con ello la tecnología, la producción de la cultura, el poder en general, por el otro lado, las clases trabajadoras, que tienen que conformarse con un saber disminuido, particularista, sumido en lo inmediato, valido solo para la ejecución mecánica de tareas parciales, pero desconocedor de los mecanismos con que se organiza y actúa la totalidad. (Achabal. 1977:72)

La universidad experimental se nutre de los hijos de los trabajadores, los metalenguajes y la tecnología se hacen parte de los procesos generales de aprendizaje que se desarrollan, integrar significa recomponer, es decir; volver a dar composición a las relaciones que se tejen y entretejen entre la unidad del fenómeno y su esencia, el trabajo comunitario, permite que la producción del conocimiento y de la cultura que lo crea,  centre su raíz en el encuentro con el otro desde la concepción de lo individual y la responsabilidad que se tiene con el contexto, además de permitir que el poder, como figura abstracta se concrete en el hacer cotidiano, en el desarrollo de las habilidades que permiten transformar los entornos de vida y con ello el imaginario de la realidad que circunda cada relación en la que como seres humanos se configura la sociedad, los conceptos y la abstracción del proyecto integrador, son un método que descompone la unidad para posteriormente permitir que los actores involucrados logren totalizar y comprender lo estructural de los fenómenos que afectan cotidianamente la vida, los cuales bajo el criterio del sentido común no son susceptibles de comprender. Razón por la cual, un titulo de proyecto referido directamente en su génesis al nombre de la profesión que se aspira egresar o ABC es contradictorio con la propuesta misma de la transformación en la forma de producir conocimiento científico útil, desde una epsíteme que busque de-colonizar el pensamiento de los pueblos.

Msc. Luis Fernando Claros Posada

[1] Leer el documento La investigación y el Aprendizaje, del mismo autor.
[2] Entrevista a Edgar Morín. Diario Página. /12.03/04/1993


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